dilluns, 29 de juny del 2009

Primeras lecciones del golpe de Estado en Honduras

Para quienes defendemos la democracia, cualquier intento de tumbar la voluntad popular mediante las armas, es rechazada. Sucede, sin embargo, que a la mayoría de gobernantes del mundo (y a las clases oligárquicas que los sustentan), el cuento de la democracia les trae sin cuidado, y no tienen reparos en apoyar aquellos golpes de estado que les convienen. Hace apenas siete años, los gobiernos de Estados Unidos y de España apoyaron el golpe de estado contra el Presidente Chávez, hoy, sin embargo, condenan el secuestro del presidente hondureño Zelaya y exigen la restitución del orden constitucional. ¿Qué ha cambiado de 2002 a 2009? ¿Será el "Yes, we can" de Obama? ¿El talante de Zapatero?

O ni una cosa ni la otra, pues lo que ha cambiado verdaderamente es el mapa político de Latinoamérica. Cuando se planeó el golpe de Estado en Venezuela, Cuba era el único aliado estable del gobierno bolivariano. Y por mucho afecto que tengamos a la mayor de las islas del Caribe, la oposición de Cuba al gobierno golpista no habría alterado demasiado la agenda en Miraflores. La situación en 2009 es diametralmente distinta. ¿Qué perspectivas de prosperidad puede tener un país de siete millones de habitantes cuyo gobierno no sea reconocido por la mayoría de gobiernos de Latinoamérica? Cuyo petróleo depende de Venezuela? Cuyos servicios de asistencia sanitaria dependen de la solidaridad de los médicos cubanos? Ningún gobierno en el mundo, por más de derechas que sea, apoyaría un golpe de estado condenado al fracaso.

¿Y entonces porqué la oligarquía hondureña se obstina en realizarlo? La respuesta la tenemos quizás en las declaraciones realizadas por Rafael Correa, presidente de Ecuador, quien ha insistido en la restitución del presidente Zelaya sin condiciones. El verdadero objetivo de la oligarquía no es cambiar su presidente sinó evitar el inicio de una reforma constitucional que podría llevar a una irreversible pérdida de su influencia sobre la partidocracia hondureña. La desesperación de esta oligarquía es tal, que para lograr su objetivo no tiene reparos en situar el país centroamericano al borde de una guerra civil. Si Zelaya fuera restituido en su cargo con el compromiso de no iniciar la reforma constitucional, los golpistas podrían darse por satisfechos.

En definitiva, el golpe de estado en Honduras, más allá del dolor e indignación que nos produce, evidencia las transformaciones que se vienen produciendo en Latinoamérica estos últimos años. Esperemos que se imponga el sentido común y que el pueblo hondureño pueda reformar su constitución para cerrar la partidocracia y abrir el camino hacia una democracia participativa y protagónica. Y esperemos también que las fuerzas armadas hondureñas tengan la responsabilidad de no abocar el país a una tragedia. Y, por si las moscas, movilicémonos para que así sea.




dijous, 25 de juny del 2009

Las palabras de Raül Romeva

Hay demasiadas palabras, uno las encuentra por todas partes, en cualquier esquina, estorbando en cualquier hoja de papel, en las pantallas de los más modernos teléfonos móviles pero también en la de los más viejos.

Las palabras nos asfixían, se propagan por el aire, aislando las moléculas de oxígeno, hidrógeno y otros elementos que obviaré, para no darles más aire, para no usar más palabras. Y cada vez cuesta más respirar en estos apalabrados tiempos, se nos quedan en la punta de la lengua, se nos atragantan y hasta nos las comemos.

Y entre tanta palabra de más, está el sostenibilísimo eurodiputado Raúl Romeva que ni la tiene ni mantiene para luchar contra un cambio climático que, como avanzó el primo de Rajoy, no sería más que palabras.

Que sea pues consecuente y no suelte más palabras, no vaya a ser que la próxima vez yo no las mida y se me escape más de una de las grandes, gruesas, mayores y pesadas. Y a buen entendedor... mangas verdes, que puestos a no respetar acuerdos no respetamos ni refranes.

Las buenas conciencias

Us deixo amb un poema de Julio Cortázar publicat, juntament amb d'altres textos inèdits a Papeles inesperados.
És, senzillament, un genial toc d'advertència.


Las buenas conciencias

Sos así: inteligente, clara, refinada,

vivís en armonía con las gentes, las cosas y las plantas
que has elegido despaciosamente,
rechazando sin ruido lo que quebraba el ritmo diurno,
la calma de tus noches.
Eso no significa que ignores este caos,
este fragor de sangre que llaman siglo veinte.
Al contrario, seguís muy de cerca
cosas como el racismo, el apartheid y las trasnacionales,
la sangre en Argentina y Chile y Paraguay y etcétera.
Cada tarde a las seis comprás Le Monde
y te indignás sinceramente
porque todo es violencia, violación y mentira
en Dublín en Beirut en Santiago en Bangkok.
Y después cuando vienen Paulita y Juan y Pepe
les explicás con té y tostadas que esto no puede ser,
que cómo puede ser que esto sea así, y la mesa
se llena de protestas democráticas,
de migas humanísticas y Derechos Humanos (cf. Unesco).
Todos están de acuerdo, y todos sienten
que están del justo lado, que hay que aplastar a Pinochet,
pero curiosamente
ni ellos ni vos han hecho nunca nada
para ayudar (digamos, dieron plata, se solidarizaron
algunos con las campañas periodísticas),
porque les lleva lo mejor del tiempo
aplastar al fascismo con perfectas razones silogísticas
y sentimientos impecables.
Es evidente que leer Le Monde
es ya un combate frente a los que leen el Figaro.
Lo importante es saber dónde está la verdad
y repetirlo y repetirlo cada día
a los mismos amigos en el mismo café.
Casi una militancia o poco menos,
casi un peligro porque en una de ésas
te oye un fascista y ahí nomás te fichan.
Oh, querida, ya es tarde,
andá a dormir pero antes, claro,
las últimas noticias. Mataron a
a Orlando Letelier. Qué horror, verdad.
Esto no puede ser, esta violencia
tiene que terminar.
(Suena el teléfono, es Paulita
que acaba de enterarse.)
Da gusto ver
cómo vos y tu gente participan
de la historia.
Vas a dormir tan mal, verdad, mejor quedarse oyendo música
hasta que venga el sueño de los justos.

Julio Cortázar

dilluns, 8 de juny del 2009

¿Cuánto cuesta un eurodiputado verde?


Desde que Iniciativa per Catalunya asumió la Consejería de Interior, nuestros socios del Carrer Ciutat se han acostumbrado a los golpes, y no me refiero a los que propinan los mossos de Esquadra en las manifestaciones estudiantiles, sino a los propinados por los electores en las urnas, o más bien, en la ausencia de ellas.

El primero fue en las elecciones municipales, dónde ICV-EUiA perdió 23.527 votos, el segundo en las Generales, dónde perdió 74.609 votos y el tercero en las recientes Elecciones Europeas, dónde ha perdido otros 64.249 votos. Habrá quién objetará que cada proceso electoral es distinto, y tiene razón, pero resulta que la coalición ha perdido votos también respecto a comicios anteriores: entre las municipales de 2003 y las de 2007, pierde 77.914 votos, entre las Generales de 2004 y las de 2008, pierde 51452 votos y entre las Europeas de 2004 y las de 2009, otros 32.782 votos. En definitiva, desde que Joan Saura asumió la Conselleria d'Interior, se han perdido 162.385 votos, quedándose actualmente con el 42% de los votos que permitieron al presidente de ICV tomar la polémica decisión.

A pesar de esta incontestable caída, nuestros socios del carrer Ciutat, amén de los cálculos más avanzados de ingeniería electoral y la recurrente sombra de la abstención, mantienen unos cuotas de representación nada desdeñables. Parece que sacar el máximo número de cargos con el mínimo número de votos sea un nuevo principio de sostenibilidad, quizás, incluso, la base teórica de un ecosocialismo huérfano de otras teorías. Y es que si algún periodista preguntara a cualquiera de los candidatos a eurodiputado si podrían llegar al Parlamento Europeo con menos de 100.000 votos1, todos dudarían de la cordura del entrevistador. Todos, salvo Raúl Romeva, quien, sonriente espera su incorporación al Grupo Verde Europeo dónde, debo reconocer, ha destacado como uno de los eurodiputados más activos.

El eurodiputado de IU-EUiA ha costado entre 500.000 y 525.00 votos, mientras que el de ICV entre 58.000 y 83.000 la diferencia no admite subterfugios: IU-EUiA ha regalado un eurodiputado a ICV. Por ello, y para romper el tópico del catalán tacaño, sería una acto de generosidad (y justicia) que Raúl Romeva se incorporara al grupo de GUE-NGL2, en lugar del grupo conservador de Greens/EFA3 Gracias por adelantado.

1 ICV-EUiA ha obtenido en Catalunya 119.089 votos, mientras que EUiA obtuvo en 1999 58.977, en un contexto, por cierto, mucho menos favorable. De modo que los votos de ICV en el 2009 rondarían los 60.000.

2Izquierda Unitaria Europea / Izquierda Verde Nórdica

3Los Verdes / Alianza Libre Europea. Ha coincidido en el 80% de las votaciones con el Partido Popular Europeo, situándose, de facto, a la derecha del Partido Socialista Europeo.